El libro de las tierras vírgenes

Canción de Mowgli al bailar sobre la piel de Shere Khan
en la Peña del Consejo[6]

La canción de Mowgli es ésta.—Yo, el mismo Mowgli, soy quien la canta. Que la selva preste oído á lo que he hecho.

Shere Khan dijo que me mataría—¡que me mataría! ¡que ante las puertas de la aldea, á la luz de la luna, mataría á Mowgli, la Rana!

Comió y bebió. ¡Bebed mucho, Shere Khan! porque ¿cuándo será que volváis á beber? Dormid, y soñad en mi muerte.

Solo estoy entre los prados. ¡Hermano Gris, vente conmigo! Ven, Lobo Solitario, que hay aquí caza mayor.

Recoge á los enormes búfalos machos, á los toros de piel azul y ojos coléricos. Llévalos de un lado á otro obedeciendo mis órdenes.

¿Vuesa merced duerme aún, Shere Khan? ¡Despertad! ¡Ah! ¡Despertaos! ¡Estoy yo aquí, y detrás de mí están los búfalos!

Rama, el rey de ellos, hirió el suelo con una de sus patas. Aguas del Wainganga ¿á dónde fué Shere Khan?

No es él como Ikki, que puede agujerear la tierra, ni como Mao, el pavo real, para poder volar. No es como Mang, el murciélago, que se cuelga de las ramas. ¡Bambúes que crujís todos á la vez, decidme á dónde fué á esconderse!

¡Ow! Allí está. ¡Ahoo! Allí está. Bajo las patas de Rama yace el tigre cojo. ¡Levantaos, Shere Khan! ¡Levantaos y matad! Ahí tenéis carne: rompedles el cuello á los toros.

¡Chist! Duerme. No lo despertaremos, porque grande es su fuerza. Bajaron los milanos á verlo; subieron las negras hormigas á enterarse de ello. Gran asamblea se ha reunido en su honor.

¡Alala! No tengo ropas en que envolverme. Los milanos verán que estoy desnudo. Me avergüenzo de encontrarme ante toda esa gente.

Prestadme vuestra piel, Shere Khan. Prestadme vuestra piel pintarrajeada para que pueda ir al Consejo de la Peña.

Por el toro que me rescató hice una promesa... una pequeñísima promesa. Sólo que ahora me hace falta vuestra piel para cumplir mi palabra.

Armado con el cuchillo (con el cuchillo que usan los hombres), armado con el cuchillo de cazador, me bajaré á recoger mi botín.

Aguas del Wainganga, sed testigos de que Shere Khan me da su piel por el cariño que me tiene. ¡Tira, Hermano Gris! ¡Tira, Akela! ¡Bien pesada es la piel de Shere Khan!

Furiosa está la manada de los hombres. Apedréanme todos ellos y hablan como chiquillos. Mi boca sangra. Huyamos.

Á través de las tinieblas de la noche, de la cálida noche, corred conmigo velozmente, hermanos míos. Dejaremos atrás las luces de la aldea é iremos en dirección al sitio desde donde alumbra la luna, que está baja.

Aguas del Wainganga, la manada de los hombres me ha arrojado de su seno. Ningún daño les hice; pero me tenían miedo. ¿Por qué?

Manada de los lobos, también tú me has arrojado de tu seno. La selva se ha cerrado para mí, y cerradas están también las puertas de la aldea. ¿Por qué?

Como Mang vuela entre las fieras y los pájaros, así vuelo yo entre la aldea y la selva. ¿Por qué?

Bailo sobre la piel de Shere Khan; pero mi corazón está triste. Herida, rota tengo mi boca con las piedras que me arrojaron desde la aldea, pero estoy alegre por haber vuelto á la selva. ¿Por qué?

Luchan en mí ambos sentimientos como luchan dos serpientes en la primavera.

Brota el llanto de mis ojos, y, sin embargo, río mientras él va corriendo. ¿Por qué?

Hay en mi dos Mowglis; pero la piel de Shere Khan está bajo mis pies.

Toda la selva sabe que he dado muerte á Shere Khan. ¡Mirad!... ¡Mirad bien, lobos!

¡Ahac! Tengo el corazón oprimido por todas las cosas que no llego á entender.

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