El libro de las tierras vírgenes

La canción de la ola

Por el vado cruzó un día
la corriente una doncella
cuando el sol ya se ponía,
y á besar su mano bella
fué una ola enamorada,
fué y hablóle de esta suerte:
—Quédate, niña, parada,
y aguarda, que soy la Muerte.

—Á donde el amor me invita
voy y no quiero que aguarde;
pez que en el agua se agita,
no espera si llego tarde.

—Pie ligero, pecho hermoso,
cruza el río de otra suerte,
cruza en barco y con reposo,
mira que yo soy la Muerte.

—Amor me llama y no espero,
que el Desdén nunca se casa...
mas á su talle ligero
llega ya el agua que pasa.
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¡Ah fiel y hermosa loquilla!...
Ya la ola rueda lejos...
Nunca tocará á la orilla...
Sangrientos son sus reflejos...

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